El 7 de noviembre de 2025 quedará marcado en la historia de la cultura uruguaya. Ese día falleció Arturo “Cacho” de la Cruz Feliciani, a los 88 años, una de las figuras más queridas y trascendentes del espectáculo nacional. Nacido en Buenos Aires el 8 de mayo de 1937, Cacho eligió Uruguay como su patria artística y se convirtió en un símbolo de nuestra televisión.
Su muerte deja un vacío enorme, pero también un legado que será eterno: el de un hombre que, con humor, talento y trabajo incansable, ayudó a construir la identidad televisiva del Uruguay moderno.
Un pionero que marcó generaciones
Su historia en la televisión comenzó en 1962, el mismo año en que Canal 12 —hoy Teledoce— iniciaba sus transmisiones. Aquel debut como conductor de El Show del Mediodía junto a Alejandro Trotta marcó un antes y un después. Con un estilo espontáneo, divertido y cercano, Cacho transformó la pantalla chica en una fiesta familiar, donde el humor y la improvisación eran parte de la magia diaria.
Durante más de seis décadas, su figura estuvo asociada a programas que definieron la televisión uruguaya: El Castillo de la Suerte, Telecataplum, El Show del Mediodía y, por supuesto, el inolvidable Cacho Bochinche.
“Cacho Bochinche”: el programa que creció con nosotros
En 1973 lanzó uno de los mayores clásicos de la televisión infantil: Cacho Bochinche. Con canciones, concursos, personajes entrañables y un espíritu de juego que atravesó generaciones, el programa se convirtió en una cita obligada de los mediodías uruguayos.
Niños, padres y abuelos compartían frente al televisor risas, canciones y enseñanzas. Fue más que un programa: fue una escuela de imaginación y alegría, una parte inseparable de la infancia de millones.
Quienes recordamos al robot que robaba chupetes ULTRATON sabemos que es una marca que quedará por siempre en los recuerdos de nuestra generación.
Humor, música y creatividad sin límites
Cacho no solo fue conductor. También fue actor, guionista, músico y productor. Integró el grupo musical Los Hot Blowers, participó en obras de teatro y creó personajes que quedaron grabados en la memoria colectiva: Chichita, François Sapeau, Julio Pedemonte, Ulises el Infalible, Super Cacho y muchos más.
Cada uno de ellos reflejaba su enorme versatilidad y su talento para conectar con el público. En las famosas Telecachadas, Cacho podía pasar de un sketch cómico a una escena emotiva con total naturalidad.
Más de 10.000 programas al aire
A lo largo de su carrera, Cacho participó en más de 10.000 emisiones de televisión. Una cifra que habla por sí sola del amor que sentía por su trabajo y del compromiso que tenía con su público.
Su presencia en pantalla se mantuvo constante desde los años 60 hasta bien entrado el siglo XXI. Fue, literalmente, parte de la vida cotidiana de los uruguayos: un amigo que entraba a casa cada día a través del televisor.
De Buenos Aires a Montevideo: una vida dedicada al Uruguay
Aunque nació en Argentina, Cacho de la Cruz llegó a Uruguay a los 20 años y nunca más se fue. Su acento, su humor y su afecto se mezclaron con la identidad uruguaya hasta volverse inseparables.
Por eso, cuando en 2024 fue declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo, el reconocimiento fue mucho más que un premio: fue la confirmación de que Cacho ya era parte del alma del país.
Un legado que trasciende la pantalla
Cacho fue mucho más que un artista: fue un puente entre generaciones. Su televisión era familiar, amable y auténtica. En tiempos donde los medios cambiaban a ritmo vertiginoso, él mantuvo viva la esencia de lo popular y lo humano.
Su influencia se siente hoy en decenas de comunicadores, actores y productores que crecieron viéndolo y soñaron con seguir sus pasos. Cada sonrisa, cada sketch y cada niño que esperó el mediodía para ver Cacho Bochinche son testimonio de su impacto.
Un adiós lleno de gratitud
La noticia de su fallecimiento conmovió a todo Uruguay y también a la vecina orilla. Medios, colegas y fanáticos llenaron las redes con mensajes de cariño y recuerdos. Todos coincidieron en algo: Cacho de la Cruz no solo hizo televisión… hizo historia.
Con su humor sencillo, su carisma natural y su amor por el público, logró algo que pocos artistas alcanzan: ser eterno en la memoria de un país entero.
Hoy Uruguay despide a una leyenda, pero también celebra su vida, su talento y su contribución a la cultura nacional.
Descansa en paz, Cacho. Gracias por tantas sonrisas.
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